OPINIONES

OPINIONES

Cuando mi entorno más cercano comenta mi obra dice que es penetrante, de aspecto original, pero que conociéndome la encuentran coherente. Reconocen la obra porque me conocen a mí. Y ahora que vuelvo a presentar otro periodo de obra, bastante diferente y pasa lo mismo. Procuro no dejarme llevar, ni invadir por ningún sentimiento de euforia, desaliento o juicio fácil. Me protejo de elogios y críticas de igual manera. Es una labor complicada.. Escucho las opiniones con atención.

Recordando siempre que la opinión del espectador de arte, un tema apasionante, es un aspecto a tener muy en cuenta y otra, mi propio proceso. ¿Cuando se comenta la obra, con qué referencia está hablando el observador? ¿Con qué artista, con qué corriente me está comparando secretamente? ¿Qué criterio de belleza o prejuicios sobre arte tiene instalados en su mente? Su mundo interior, lo desconozco.

Al espectador, no se le puede pedir que ocupe mi lugar o, que haga un esfuerzo de comprensión de la obra que está contemplando y de mí mismo. Solicitar o esperar parecido esfuerzo es irreal. Por eso, escucho con extremado respeto, me obligo a procurar investigar, desde qué plataforma se está produciendo el diálogo. Y siempre, para mí, es un encuentro que se inicia en espera de una consumación de afinidades, de unidad por fin.

Sí, en realidad hay espectadores de sensibilidades muy diversas. Siempre absorbo de ellos aprendizajes que uno, ni espera. Guardo, escritas sus opiniones, de forma breve. Y las releo, para volver a encontrarme, un poco con ellos.
En adelante procurare mantener este habito.

Adopto una postura respetuosa y sincera con la opinión recibida, sabiendo, por fin, que a los dos nos ha gustado compartir unos momentos y que un encuentro, en un espacio de arte, siempre es especialmente bello y vital. Es un encuentro cultual, más que cultural, o debería ser.

Emocionalmente uno se alegra de saber y comprobar, que otros seres vibran ante la obra que les presentas. Generar estas afinidades son uno de los premios a que se puede aspirar. Sentir proximidades de conceptos, compartir análogos sentimientos estéticos, te descubre tu ser relacional. A aquellos que no los gusta, tendrán que encontrar las afinidades, en otra obra y artista.

Estoy convencido de que funcionamos por grupos. Y uno no es mejor ni peor, son sensibilidades diferentes, cada una en crecimiento y todas en interrelación sinérgica. Nos pueden gustar diferentes tipos de obra, pero sentirnos atrapados por ella, pienso que no es habitual o frecuente. Entre gustar o subyugar, hay una distancia importante. Repito, Moore, el escultor, consiguió subyugarme. Y sigo estándolo hasta hoy.