ESPONTANEIDAD

ESPONTANEIDAD

Procuro huir de la indecisión y la confusión. Apoyarme en la espontaneidad natural y a través de un gesto decidido del alma iniciar una acción que lentamente tome las riendas. Me conduce y yo dialogo y del diálogo, a través de laberintos no demasiado intrincados, se decide, la obra.

(*) El enemigo más encarnizado de la espontaneidad creativa es el discurso intelectual. Para mantener firme la espontaneidad es casi obligado trascender esta manera de enfocar la mente, en la cual imperan estructuras definitivamente previsibles. El tiempo, sin embargo, normaliza la espontaneidad, la codifica y la vuelve moderada y conservadora y es entonces que puede dejar de ser. Ha quedado dormida, anestesiada. Tapada por el proceso intelectivo, se detiene la acción libre, simple y auténtica.

Ahora el artista tendrá que reiniciar; vaciar, limpiar, observar, borrar, desaprender…sólo quizás así se instalaba otra vez, el artista, en las posibilidades de ser y hacer. Primero ser y después hacer. Aunque es, también, en el hacer, que se aprende a ser. Ser consciente de este orden, de doble sentido, es de una gran eficiencia.

Domesticada la espontaneidad por la mecánica de los procesos intel·lectivos, los cuales nos hacen volver a la esclavitud de la repetición conocida. Los mecanismos de nuestra propia psique que nos des instalan del campo de acción espontánea son motivo, muy serio, de observación y atento análisis. Temores y prejuicios son los grandes actores esterilizantes.

(*) Recuerdo cuando me puse en actividades creativas, que pasaba largas horas moviendo pinceles y tinta sobre papel blanco hasta que toda la casa estaba “alfombrada” y ya no sabía donde colocar una más. Entonces lo dejaba y salía a andar por el bosque a fin de que cuando llegara, poder recoger. Eran sesiones maratonianas. Ya en las de inicio captaba como surgía la propia infancia. Despacio iba tomando consciencia que recuperaba estadios olvidados. Lentamente se cumplían etapas y fases (¿terapia?), que me acercaban al momento presente. Eso sí, mente serena, acción, o sea espontaneidad casi sin límites. Nada de miedo, ningún objetivo, nada premeditado.