LUZ Y COLOR
La pulsión interior me conduce a jugar, espontáneamente, con el color. Su combinación es agradable y me satisface. Supongo que mi cerebro, a través de la ventana del ojo, necesita la energía que desprende cada uno de los colores y que el lienzo o papel recibe de mi mano. Igualmente mi propio campo energético se debe de compensar con el espacio o superficie del soporte pictórico, cubierto de colores que han llegado compulsivamente, y sin demasiados análisis intelectuales.
(*) No tengo necesidad de hacer matéricas las telas. Es la escultura que me lo procura. El color acontece alfabeto básico de todos los lenguajes posibles, y en la pintura un protagonista.
(*) Hoy por hoy la escultura la concibo monocromática. ¿Quizás porque la estética arcana y críptica que desprenden las esculturas monocromáticas están en oposición al colorismo de nuestro siglo? De todos modos mucha escultura antigua era coloreada. Sigo creyendo que la escultura es básicamente dinámica de volúmenes y como tal, los colores molestan la lectura. El color añadido me confunde. Pero es un hecho que una manzana tiene color…¿O puede que la escultura la hemos identificado, erróneamente con su material? ( piedra, bronce, mármoles ). Este tema tengo que replanteármelo. De hecho volúmenes de color incluyen más información. Más complejidad de recepción, pero información que puedo codificar al fin. Realmente pienso que las dos opciones son válidas.
(*) Pongo un color y otro, observo, y quizás es entonces que su pureza es tan absoluta, la expresión tan mínima, la información y la comunicación tan delgada, que acaba por no decirme nada.
Quizás no tomo todavía consciencia del mensaje interno, del peso y el contenido de esta masa de color, supongo llena de enigmas y significados.
(*) Al color lo veo acompañando los productos, las cosas y los fenómenos. Existe el color melocotón madurado en el árbol a mediados de agosto, si es una variedad tardía. El color almendra tierna, el color yedra, el color piedra del risco liso recibiendo el sol por la tarde, o el color del mismo acantilado en el estallido del amanecer. La ecuación matemática es, tantos matices de color como instantes tiene la existencia.(MC=IE). Captarlos requiere sensibilidades de fuerte presente integrados. Es el juego, la dinámica de la iluminación llena, en descenso y otro vuelta, por la mañana, en ascenso.
Cuando la sombra los inunda, surgen una gama de intensidades, e inician la manifestación indiferenciada, lo que definimos como oscuridad. Podríamos desde esta perspectiva clasificar la realidad en dos reinos: el de los objetos iluminados y los de los objetos en fase de pérdida de luz.
El concepto color es muy abstracto. La realidad, irrefutable, es que existe un melocotón a las doce del mediodía, colgando de la rama de un melocotonero, recibiendo una luz de verano única. Seguro que lleno de materiales pigmentados que químicamente reaccionan con estos fotones de la luz. Por lo tanto se hace evidente que hay tantos colores como cosas e instantes, infinitos como la materia que lo vehicula. Nosotros recibimos la oportunidad de visualizarlos.
Así llegamos a la simplicidad: mejor hablar de energía, y energía lumínica. El resumen sería que todo es un tema de longitudes de onda distintas. Las cortas las denominamos colores fríos. En los procesos creativos, el color ocupa un lugar importante y básico que todavía hay que averiguar, y lo que parece es que nos afecta.
(*) En este mundo del color me siento en la escuela primaria. Lo que veo en la natura leza y en los objetos las constato como anchísimas y sugerentes gamas de color-oportunidades. Las que yo pueda “usar”, ignoro como hacerlo. Si acepto las naturales como modelos, casi es el final de la pintura cromática, y lo digo porque la perfección es tan absoluta que una losa ancha, pesada y maravillosa a la vez, me deja quieto y expectante.
(*) Me hacía falta conocer una persona como Marta Povo. Ella me ha dado las claves para acceder a la “Casa del Color”. Después de leerme su libro, hago un resumen de lo aprendido. Seré sintético y científico.
El sol, la ionosfera y la tierra. Del sol sale una radiación electrón-magnética, que no veríamos si no fuera por la ionosfera que actúa como un prisma de cuarzo difractando la radiación y para entregarnos la, ya como luz, que vemos y clasificamos en seis vibraciones básicas de este espectro lumínico.
Son las seis franjas de frecuencias (la roja, la amarilla, la azul, la naranja, la verde, y la violeta.). La radiación electromagnética que viaja a 300.000 km/seg, tarda 8’minutos en llegar a la atmósfera terrestre. Llegan seis franjas de frecuencias básicas, más los innumerables sub tonos de color. Esta fuerza eléctrica de carga positiva (femenina) y magnética de carga negativa (masculina) es la radiación solar de diferentes longitudes de onda. (ondas de radio, sonido, microondas, rayos infrarrojos, calor, luz visible-seis franjas de color-, ultra violetas, rayos x, y rayos gama.).
Estas frecuencias se diferencian por su número de oscilaciones que cada onda hace durante un segundo.(ejemplo: color rojo, baja frecuencia y onda larga. La mente emite ondas ultra semblantes a las radiaciones gama y rayos x, de muy alta frecuencia. La unidad de medida de las radiaciones solares son los Angstroms. (los rojos miden 750Ä, los naranjas 650Ä, los amarillos 600Ä, los verdes 550Ä, los azules 500Ä-el indigo también- y los violetas 450Ä.
Todos los fenómenos existentes, sean sonidos, calor, color, ondas humanas de pensamientos, emociones, son una forma de luz o sea radiación. Todo es luz. Todo nos parece diferente, pero en realidad son lo mismo actuando en diferentes octavas e inter penetrándose mutuamente en distintas frecuencias armónicas.
Nuestra vista reacciona a la octava de los colores, los otros sentidos, piel, átomos celulares, cerebro, emociones, campo de radiación mental, reaccionan cuando las células se ven sometidas a distintas frecuencias. Por ejemplo, cuando se ven sometidas al calor, estas pueden reaccionar de tres maneras. a) se estimula su crecimiento. b) se inhiben o se relaja su funcionamiento. c) se destruye por completo la célula. Con otras radiaciones( Rx, Uva, Gama, microondas, pasan fenómenos adecuados al tipo de radiación. La radioterapia usa luz de ondas ultra cortas y de mucha alta frecuencia.
El color no existe, dice Marta Povo, solo hacemos una interpretación visual con nuestros “conos y bastoncillos biologicos”. Los objetos no tienen un color, solo los vemos secuencial mente de un color. La ciencia me ha confirmado una sospecha, nacida de la observación. Siempre repito que la sinergia arte-ciencia es válida. Son los seis colores básicos del arco iris. Los seis símbolos de las energías primarias. Newton dice que son siete. Goethe explica que son los tres primarios, y los tres secundarios. El índigo, es uno de los múltiples tonos entre el azul y el violeta pero no es un color básico. Si lo queremos incluir como cuarto secundario, es nuestra elección.