LIBERTAD
En áreas llenas de reglamentación, normas y protocolos (deportes, trabajo, horarios, circulación, administrativas, políticas…) la libertad se ve conducida, obligada y reprimida. Soy plenamente consciente que con libertad también nos hemos dotado de estas normativas. Nuestra cultura es múltiple y distinta. El mundo del arte es uno de los reductos, en qué ella, la libertad, puede ser sembrada, cuidada y ejercida para que dé frutos de creación madura y auténtica. ¿Quien no ha conocido críticas feroces cuando un creador sale de los modelos y cánones establecidos? ¡En todas las épocas! Hacer una crítica a un cocinero porque ha preparado una sopa diferente lo encontramos estúpido. A eso si, no nos atrevemos.
La libertad es un valor muy potente y asusta. Para rebajar y diluir su potencia se le añaden, con cautelosa y astuta visión, connotaciones de desprestigio. Como añadir agua a un buen vino.. Habilidosa manipulación que mantiene estatus, en lugares comunes. En arte, renunciar al ejercicio de la libertad, es renunciar a valores y frutos muy intrínsecos de la creación. “Adquirirla”parece alentador, pero una vez obtenida es un gran compromiso tenerla en las manos y hacerla crecer.
Su desarrollo será vital. La toma de decisiones requiere pensar. Requiere, a veces, inacción. Silencios llenos de expectantes posibilidades. La libertad no se adquiere; se ejerce o se la reprime. Lo hace un mismo o lo sufre uno de otro. Actuamos, creamos o estamos bajo la propia presión de la limitación impuesta por nosotros. De esto podríamos decir miedo. Y si se da la segunda realidad, somos prisioneros o esclavos de voluntades con intereses siempre lejos del bien esencial del artista. El inestimable valor de crecer.
(*) El riesgo a equivocarse, es otro reto que no todos los creadores quieren asumir. Sin él pienso que la parálisis puede solidificar todo el proceso creativo. Sin este riesgo, asistiremos, casi siempre, a resultados previsibles.
¡El artista, sabe lo que significa quedar ante el vacío y tener toda la libertad de acción! El artista sabe qué esfuerzos significan, iniciar la senda excluyente, demasiadas veces. A exclusión social, nos referimos. Otra paradoja podría darse, en el supuesto de que, la libertad la delimitemos solamente, en el mundo del arte, y que nos ofrezcamos la parcela del arte como excusa.