Estamos sumergidos en un medio cultural donde la ciencia y la tecnología tan practica, y la política con sus intereses, demasiadas veces espurios, sitúan al arte no como disciplina al nivel de las ciencias o las letras, si no como, un bufón de palacio y calles, que ameniza, y decora los acontecimientos. En el mejor de los casos, los ennoblece. Quiero pensar, que mas que desprecio, es ignorancia de las esencias de esta disciplina. Esta tendencia toma tímidamente otro ángulo de enfoque, pero es pesado maniobrar un barco habituado a rumbos inamovibles y a mares rutinarios.. Al arte, definitivamente, no le damos la categoría de disciplina de conocimiento. Es un hecho.
Un biólogo, un historiador, un sociólogo o un lingüista, tienen sus metodologías para la captación de la realidad. El arte, tiene sus medios y oportunidades de observación. No hay una disciplina independiente que sea bastante amplía para sobrevivir hoy , en su desarrollo natural, ella suela. Puede ser que en esta posible simbiosis, el Arte pueda crecer.. La clasificación del conocimiento nos enseña suficiente bien y claro lo que quiero expresar y defiendo. El Arte, puede, pues, convertirse en instrumento de conocimiento si ampliamos sus objetivos. Tendremos que des aprender, meditar el recorrido, reorientar las acciones y las decisiones.
(*) Hay un trabajo ingente para situar-lo lo en el lugar donde le corresponde. Hay razones para llevarlo a cabo que ahora no divisamos. Los signos y el alfabeto estético son sutiles, si, pero reales. Y como tales “evaluables” de alguna manera. Aunque sea subjetivamente.
Tendremos que contemplar las funciones y objetivos del arte ampliando, quizás completando con generosidad las que hoy defendemos. Lo que se divisa son nuevos tiempos que llegan con energía nueva, habrá que aprovecharlo. Desde mi modesta posición de artista independiente-es una redundancia-puedo, lo que puede añadir un hombre solo. Hace falta el esfuerzo de muchos por, en grupo y tenazmente plantear las bases de esta escalada. De todos modos, creo que la psicología, las matemáticas, la ciencia a nivel de física, la luz y el color, la danza, la música, el circo, la química, la biología, la botánica, arquitectura, las técnicas personales de crecimiento, la comunicación, y sobre todo la lingüística, y un conjunto de especialidades como la simbología, la semi-òtica, la propia medicina, los espacios educativos y el complejo mundo de la programación binaria, y la subsidiaria informática, con todo su espectro digital, pueden iniciar un empujón y unas etapas suficientemente importantes para hacer del arte una disciplina clave en la comunicación, el conocimiento y evolución humana.